Acabo de escribir una frase poderosa en mi diario: toda mujer merece tener la opción de hacer algo por sí misma. La escribí porque no la quiero olvidar, no quiero olvidar el para qué de mis acciones, el trasfondo de mi día a día.
Estoy cruzada de piernas. Una vez leí en un libro que el cuerpo es un reflejo de la mente, lo que para mí significa que mi mente puede estar cruzada también. Estoy relativamente de acuerdo, ajá, tiene sentido. Tal vez haya un cruce de pensamientos opuestos que quieran entenderse, pero les es imposible, Tal vez haya una sobrecarga de pensamientos y mi cabeza está tan repleta de ellos como un estadio de fútbol. O tal vez solamente estoy confundida.
Aunque no me siento confundida. En el fondo sé que no.
Creo que es un poco de todo: lo rápido que pasan los días, los cambios grandes en mi vida, el pensar que no tengo tiempo para cumplir mis sueños, el pensar que ningún sueño cumplido podrá brindarme esa sensación de entereza que busco y que puedo permitirme a mí misma sentirme entera hoy. Hazlo, pues.
Esa fue mi alter ego, ignorémosla. Regresando a lo que parece ser la causa del cruce de piernas, vivo en mi cabeza como una ingeniera intentando engranar las tuercas de su futuro, anhelo vivir el sueño como si el sueño me fuera a cambiar la vida y honestamente, tengo miedo de tenerlo al revés.
Y que después sea muy tarde.
Todas las biografías que he leído de personas “exitosas” y que pudieron llegar a esa deseada cima desde abajo repiten lo mismo: no era feliz. Y me deja pensando, porque hay muchas otras que sí lo fueron. Tal vez estoy captando el mensaje erróneamente. Tal vez se referían a que simplemente la felicidad en la cima es una ilusión y que si estás insatisfecha con tu vida hoy, estar en la cima no cambiará eso.
Me lo recuerdo seguido para sonreír más. Y realmente saberme dichosa en el piso donde estoy caminando.
¿Qué es lo que me acercará a la satisfacción personal? Una voz dentro de mí me dice el constante intentar desde diferentes ángulos. Otra voz me dice que el amor. Otra voz me dice que el crear apasionadamente desde las emociones. Otra voz me dice que la eterna curiosidad por la vida. Otra voz me dice que escribir. Otra voz me dice que enseñar y servir.
Otra voz me dice que todo eso mientras me encuentre en el momento presente.
La obvia respuesta es que no sé cuál es la correcta.
Y otra parte de mí está un poco cansada de querer atinarle a lo correcto, siempre. Hasta quiero escribir la palabra correcta, y esas ganas de control están matando, de a pocos, mi fluidez, mi armonía, mi curiosidad, lo que me hace humanamente yo.
Tal vez este sea un escrito para recordarme que este es mi juego, y que es imposible perder mientras yo sigo respirando. Que jugar me da la opción de experimentar con cada día, de crear algo nuevo, de arriesgarme por la siguiente jugada si algo en mi pecho me pide a gritos que lo haga. Este es mi juego y yo decido en qué creer y en qué no. Yo, mujer, decido cómo voy a jugar y qué reglas seguir. Decido crear caminos que me regalen libertad de tiempo y dinero. Decido crear caminos que me permitan explorar mi curiosidad y agrandarla. Decido crear caminos que me conecten a algo más grande que yo. Decido crear caminos de amor entre mis personas y que siempre encontremos el camino al otro (cliché, but true).
Mujer, este es nuestro juego y es un juego largo.
Crea tus propias reglas, diseña el plan, vive en etapas, prioriza cada una. Porque algo he aprendido: cada etapa tiene su función y su lección. Hay que aprenderlas bien.
Mujer, quiero escucharte. Sé que sueñas y sé que lloras. Sé que amas y sé que imploras. Sé que el juego se pone difícil, pero aquí estamos todas. Tirando los dados y mirando hacia el frente. Toca moverse, aprender jugadas arriesgadas y hacerlas. Toca crear el día soñado a pasos de bebé. Tienes el control total de tus decisiones. Tienes el mejor regalo que se nos pudo haber dado: la libertad de elegir.
Mujer, haz que cuente.
Ejercicio de escritura guiada
Hice este ejercicio justo antes de escribir este ensayo. Me sirvió como base y como inspiración.
Agarra una liberta u hoja y un lapicero o lápiz. (or whatever)
Escribe como título: COSAS QUE NO ME QUIERO OLVIDAR
Responde solo con UNA cosa (la más importante)
Pregúntate porqué y repítelo cuatro veces más con la respectiva respuesta.
Este ejercicio nos ayuda a llegar a la raíz de nuestras propias reglas y entender el porqué son TAN importantes para nosotros vivir con esa filosofía como margen. La idea es que CADA COSA sea una regla para ti. Usé ese título porque creo que todo aquello que no nos queremos olvidar para vivir son nuestra propia leyenda para tomar decisiones. Recomiendo hacer este ejercicio cinco veces para tener, al menos, cinco reglas que no te quieras olvidar. Pégalo en un lugar visible dentro de tu habitación. Léelo en voz alta todas las mañanas. Y recuerda que esas son las reglas de tu vida, mujer.
Y que puedes cambiarlas todas las veces que se te de la reverenda gana.
Bisous,
C.
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